![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg4KExQiGcJEKjDd0-tXX6s8j5KU-SMP8nlyCEf-gem3d_C-oGgpo3esiEu2_ySYVbanB2iZRfzaQ0bZOsqGN5XQHiLpDy4lBlzMD63_EyBVLbQrlwayvdvR0WouNDI4iRGtSMAVu8oKMs/s320/ninj.jpg)
Graffiti Ninja
Por Osvaldo Aguirre y Eduardo González
Siete vacas/166 páginas/$ 18 La literatura argentina tiene una rica tradición en el género policial, tanto en la clásica línea de Agatha Christie como en la más moderna, la de la novela "negra" a la norteamericana. Sin embargo, como en el rock, también en este tema los argentinos hemos sabido darle nuestro toque distintivo. En efecto, da la impresión de que hay siempre un espíritu zumbón por detrás de la trama más truculenta y el suspense más torturante, como si el autor nunca creyera del todo en lo que está contando y se lo hiciera comprender perversamente al lector. Y esto vale tanto para un cuento como "La muerte y la brújula", de Borges, como para aquel otro, también paradigmático, "La loca y el relato del crimen", de Ricardo Piglia.
Por eso no desentona en absoluto con la tradición vernácula Graffiti ninja , esta nouvelle juvenil sobre periodistas novatos y veteranos de mil batallas, fotógrafos que lo han fotografiado todo, vampiresas de nombre intrigante, detectives venales y muertos ubicuos, que Osvaldo Aguirre y Eduardo González han escrito a cuatro manos y, lo más probable, disfrutando enormemente al hacerlo.
Nada les ha sido negado a los fanáticos del buen policial: Luis, el protagonista y narrador, es joven, inexperto y quiere ser escritor, aunque sus penitas le cueste: "Sin lugar a dudas era un escritor frustrado que había elegido el periodismo por cobardía". Nada mejor, entonces, que, al tiempo que va escribiendo lo que será su primera novela, haga su rito de iniciación en la sección Policiales de un diario sensacionalista. Allí encontrará lo que buscaba: muertos, sangre y romance en partes casi iguales. Amén de una serie de personajes de los cuales, también como es tradición, nunca se sabe bien si están del lado de los "buenos" o definitivamente del lado de los "malos".
La lectura paródica y una estructura sincopada permiten que Graffiti ninja despliegue homenajes y guiños por doquier. Desde menciones literarias como "El escarabajo de oro" (Edgar Allan Poe) hasta musicales como "Ella entró por la ventana del baño" (The Beatles); desde una visita nocturna a Parque Chas, el laberíntico barrio porteño, hasta una desopilante estadía en el maravilloso circo de Bucarest. Todo el texto está sazonado, además, con el vocabulario del oficio periodístico, críptico si los hay.
El escritor y periodista Osvaldo Aguirre y el escritor, docente y psicólogo de niños y adolescentes Eduardo González han puesto toda su experiencia, creatividad y humor al servicio de un libro que legítimamente puede atraer a esa audiencia tan difícil de cautivar como son los lectores de 12 años en adelante, con muchas horas de televisión e Internet a las espaldas como para reconocer rápidamente un buen "producto", donde los ninjas, Pappo y la serie CSI se dan la mano.
Graciela Melgarejo
1 comentario:
Es una reverenda cagada ese libro y escrito entre 2 autores peor.
Todavía lloro la hora y media que perdí leyendolo
Publicar un comentario